jueves, 25 de marzo de 2021

Entrar en la Semana Santa (Domingo de Ramos)


Vamos a celebrar una Semana Santa un tanto especial, aunque no viviremos la sequía cultual del año pasado, cuando los templos estuvieron cerrados al público y cada uno hubo de buscar el alimento espiritual como mejor pudo.

Este año esperamos que sea más leve, aunque la presencia cansina de la pandemia, los cierres perimetrales, el toque de queda y las limitaciones en el contacto social, marcará la vivencia de estos días.

Ya que no vas a estar recluido en casa, puedes aprovechar para procurarte una semana santa donde no falten las celebraciones comunitarias en la parroquia con las debidas medidas sanitarias y al mismo tiempo, dada las limitaciones, puedas buscar momentos de soledad para acallar, orar y meditar. La pandemia requiere ser asimilada en lo que tiene de atención sanitaria y ajuste económico, pero no menos en lo que tiene de espiritual. Y referente a esto último no estará de más que te preguntes acerca de tu vivencia cristiana de la pandemia. ¿Qué me ha dicho Dios en este último año? ¿Qué ha cambiado en mi modo de entender a Dios y en mi modo de vivir mi fe? 

La Semana Santa es una excelente oportunidad para entrar en ti y discernir cristianamente todo lo que en estos días pasa por tu cabeza y tu corazón. Ya sabes que el ambiente secularizado en que vivimos no invita a interioridades, que ha decaído la práctica de hacer una lectura creyente de la vida y los días de la semana santa suelen leerse más como oportunidad de asueto para unos y de negocio turístico para otros. ¿Podrás desmarcarte de todo esto? Merece la pena hacer un esfuerzo. Difícil, pero posible.

Aquí tienes unas notas para enfocar la Semana Santa de un modo nuevo.


Estrenar vida

La primavera despegó hace unos días. La Semana de Pascua no se celebra en estas fechas por casualidad. Son fechas en las que la vida comienza a florecer. En el sur huele a azahar y tomillo. Los cerezos y almendros florecen, en los parques y jardines brotan las plantas y el ambiente huele a flores. La creación está de estreno estos días. Un viejo refrán español reza que el el “el domingo de Ramos, quien no estrena no tiene manos”, o dicho con otras palabras: quien no renueva (compra, adquiere) algo en su vida estos días es que está manco, paralizado o muerto. Así, el Domingo de Ramos, es cada año una llamada a renovar, a dar los últimos  retoques al traje nuevo tejido en el taller de vida espiritual que ha sido la Cuaresma. Para la renovación deseada el primer paso es entrar con Jesús en la Ciudad Santa. ¡Anímate!

¡Estrena vida! Date la oportunidad; no dejes que el racionalismo y el materialismo consumista del hombre viejo  emboten tu mente; abre la puerta de tu corazón y deja que Jesús, que viene a ti humilde y pacífico, a lomos de un asno,  entre en tu casa, en tu interioridad. Para facilitarle la entrada aléjate de todo lo que te disperse, disfruta de tiempos de silencio, de lecturas espirituales sólidas, de la charla con quien te pueda ayudar a conocer a Jesús y conocerte más a ti mismo o a ti misma. Deja por unos días el cuidado obsesivo de tu piel y dedica tiempo a cultivar tu interior.


Turismo interior

Puedes planear para estos días un viaje de turismo interior, un viaje por los parajes y paisajes de tu alma. Para ello has de huir de los ruidos exteriores e interiores, porque en el silencio oyente (obediente) puedes encontrar el espacio vital que necesitas para un cambio de vida. 

Haz una procesión de silencio recorriendo tu morada interior; echando mano de santa Teresa contémplate como un castillo habitado en su centro por un Rey. Vives en las periferias del castillo, enajenado, lejos de ti, y en estos días Dios te empuja a  centrarte, a apropiarte de tu vida, a mirarte y vivirte desde el centro donde Él te habita. 

La procesión de Ramos, que este año queda suprimida por causas sabidas, es todo un símbolo del paso que te invito a dar. Partimos  de la Plaza pública (exterioridad), foro profano por excelencia, lugar de mercado y negocios, ágora de discusiones y polémicas, punto de fricciones económicas e ideológicas, y desde ahí nos dirigimos al templo  (interioridad),  ámbito de lo sagrado, zona de escucha, espacio de silencio, morada de Dios. 

Dejando atrás el dominio de la sensualidad, el cálculo y de la razón práctica, adéntrate en el reino de lo sagrado, donde el Misterio te abre a lo insospechado. Semana Santa es tiempo para experimentar más allá de los sentidos, lo que “ni el ojo vio, ni el oído oyó; lo que Dios tiene preparado para los que lo aman” (1 Cor 2,9). Ese Misterio insondable no es un nuevo descubrimiento de la física, ni el último teorema matemático, ni la más reciente moda filosófica, ni una nueva emoción; es una persona: Jesucristo, “misterio mantenido en secreto durante siglos, y revelado ahora para nuestra salvación” (Rm 16,25-26).

Para ayudarte en el proceso de recogimiento y turismo interior, para tu encuentro con Jesús, la Iglesia te ofrece una serie de protocolos: bendición de ramos, misa de la cena del Señor, memoria de la Pasión, adoración de la Cruz, renovación del bautismo, mesa eucarística…, además de otras muchas oportunidades, como pueden ser los viacrucis o las horas santas. Todos estos recursos los tienes a tu disposición para lograr un mayor acercamiento a Dios, se deja ver más que nunca estos días.


Procesionar con Cristo

Dedícate estos días santos a procesionar con Cristo sin ritualismos ni teologías, tocando la Verdad desnuda,  palpándola con los dedos del alma, con los pies descalzos, sintiendo en tu piel el Misterio que es Dios. Y si sientes que "Dios es", y que tú eres con Él, nada ni nadie podrá descolocar tu vida. Porque en Cristo encuentras toda la verdad que eres y todo el amor que estás llamado a ser y a vivir.

Entrar en la Semana Santa es entrar en Cristo, en su Persona. Así lo recomienda san Gregorio Nacianceno:
“Si eres Simón Cirineo, coge tu cruz y sigue a Cristo. Si estás crucificado con Él como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios. Si por ti y por tus pecados Cristo fue tratado como un malhechor, lo fue para que tú llegaras a ser justo. Adora al que por ti fue crucificado, e, incluso si estás crucificado por tu culpa, saca provecho de tu mismo pecado y compra con la muerte tu salvación. Entra en el paraíso con Jesús y descubre de qué bienes te habías privado. Contempla la hermosura de aquel lugar y deja que, fuera, quede muerto el murmurador con sus blasfemias. Si eres José de Arimatea, reclama el cuerpo del Señor a quien lo crucificó, y haz tuya la expiación del mundo. Si eres Nicodemo, el que de noche adoraba a Dios, ven a enterrar el cuerpo, y úngelo con ungüentos. Si eres una de las dos Marías, o Salomé, o Juana, llora desde el amanecer; procura ser el primero en ver la piedra quitada, y verás también quizá a los Ángeles o incluso al mismo Jesús”. (Oficio de Lectura del Sábado de la V Semana de Cuaresma).

Aprovecha la oferta

En fin, aprovecha la oferta. La Semana Santa es tiempo de viajar, pero hacia adentro; no se trata de hacer turismo pasando de por los lugares y las personas que encuentras sólo para distraerte, sin pararte en ellas. En un viaje espiritual los pasos que das hacia dentro de ti implican despertarte a la realidad que eres, abandonar tu zona de confort y reconocer los paisajes oscuros de tu alma. Limpiar esos parajes conlleva tiempo y dolor, pero merece la pena.

Aunque no todo son noches. También tendrás tiempo para refrescarte en las playas del Espíritu y calentar tu alma exponiéndote a la luz del sol de la Palabra; no te faltará tiempo para saborear la dulzura del amor del Padre y empaparte del buen olor de Cristo que, especialmente en estos días de Pascua, embriaga con su aroma tu historia.

Dios te ofrece partir hacia un viaje interior, te hace una oferta espiritual de temporada. Y no se me ocurre nada mejor para el domingo de Ramos que aconsejarte que aproveches la oportunidad. En Semana Santa tendrás más tiempo para adentrarte en tu continente interior; un buen mapa para ello es el evangelio, un buen guía Jesucristo. ¡Buen viaje! Y espero encontrarte contigo para celebrar el éxito de tu travesía espiritual. Nos vemos en el banquete de la Vida que celebramos el próximo Jueves Santo y repetiremos en la celebración de la Pascua la noche del Sábado y el Domingo de Resurrección. 

Casto Acedo. Abril 2021. paduamerida@gmail.com

1 comentario:

  1. Hace tiempo busco dentro de mi, no me encuentro, no tengo paz espiritual. Me ha ayudado esta reflexión de Semana Santa pero tengo que trabajarlo mucho, para interiorizarlo.

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