miércoles, 21 de noviembre de 2018

Tú lo has dicho: soy rey

Jesucristo Rey del Universo, ciclo B
Dn 7,13-14  -  Ap 1,5-8  -  Jn 18,33-37

   La fiesta de Jesucristo Rey fue instituida por Pío XI, en 1925,
cuando la Iglesia perdía prestigio y poder, en una sociedad laicista.
Al respecto, el papa Pío XI en su encíclica “Quas primas” dice:
el laicismo es una peste por sus errores y abominables intentos.
   Siendo expresiones dichas en el contexto de aquella época,
reflexionemos -hoy- en el texto de Marcos sumamente desconcertante,
pues el opresor romano y el oprimido Jesús están frente a frente.

Mi Reino no es de este mundo
   A Jesús de Nazaret, por anunciar el Reino de Dios y su justicia,
los escrupulosos observantes de la religión no solo le persiguen,
también le acusan de ser malhechor y piden su muerte (Jn 18,29ss).
   Pilato es el único que puede aplicar la pena de muerte.
Por eso, al juzgar a Jesús, le pregunta: ¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús -que conoce las injusticias que cometen los romanos,
los terratenientes, cobradores de impuestos y autoridades en general-
responde a Pilato: Mi reino no es de este mundo.
   No debemos hacer mal uso de esta afirmación de Jesús,
para refugiarnos en un falso espiritualismo desencarnado,
sin comprometernos en los asuntos sociales, políticos y económicos.
Mientras hay personas y autoridades corruptas… los cristianos:
*¿Decimos sí, cuando es sí, y no, cuando es no? (Mt 5,37).
*¿Oímos la Palabra de Jesús y damos fruto abundante? (Mc 4,20).
*¿Seguimos las enseñanzas de Jesús que nos sigue diciendo:
El más importante entre ustedes se portará como si fuera el último,
y el que manda (quien tiene autoridad) como el que sirve…
Yo estoy en medio de ustedes como quien sirve? (Lc 22,25ss).
*Actualmente, ¿practicamos el mandamiento nuevo de Jesús:
amarnos  unos a otros como Él nos ama a nosotros? (Jn 13,34s).
*¿Vivimos unidos y compartimos nuestros bienes,
para que nos haya ningún necesitado? (Hch 2, 44ss y 4,32ss).

Vine al mundo para ser testigo de la verdad
   En el templo de Jerusalén, Pilato asesina a unos galileos,
mezclando su sangre con la de los sacrificios que se ofrecen (Lc 13,1),
con esas manos manchadas de sangre, más tarde, juzgará a Jesús.
   Durante el proceso, Pilato pregunta a Jesús: Entonces, ¿tú eres rey?
Jesús le responde: Tú lo has dicho: soy rey. Para esto he nacido,
para esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad.
  Mientras Pilato -como otras autoridades corruptas- no dice la verdad,
Jesús sí anuncia la verdad y da testimonio (mártir) de la verdad.
*Enseñando en el templo de Jerusalén, Jesús dice a los judíos:
Si se mantienen fieles a mi palabra, serán realmente discípulos míos,
conocerán la verdad y la verdad les hará libres. Sin embargo,
después de una larga discusión y al no aceptar sus enseñanzas,
los judíos cogen piedras para arrojárselas (Jn 8,31-59).
*Cuando el discípulo Tomás le dice a Jesús: No sabemos a dónde vas,
¿cómo podemos conocer el camino?; Jesús le responde:
Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,5s). Seguimos a Jesús,
porque solo Él es el camino que nos conduce hacia Dios,
la verdad que nos hace libres, la vida que nos colma de alegría.
   En nuestra sociedad, hay oficinas de autoridades, fiscales, jueces,
donde se “usan” la Cruz y la Biblia para mentir, robar, condenar…
Hay también devotos que adornan la imagen de Jesús crucificado
con una corona de oro, ajena a la corona de espinas que le pusieron…
Y no faltan creyentes que se creen propietarios de la verdad,
imponen su doctrina y condenan a quienes piensan de otra manera…
   Al orar no hagamos como los hipócritas que roban (Mc 12,40).
Seamos testigos de la verdad y digamos confiadamente, Padre nuestro:
-venga a nosotros tu Reino de gracia, donde hay egoísmo.
-venga a nosotros tu Reino de santidad, donde hay hipocresía.
-venga a nosotros tu Reino de amor, donde hay odio.
-venga a nosotros tu Reino de vida, donde hay muerte.
-venga a nosotros tu Reino de compasión, donde hay avaricia.
-venga a nosotros tu Reino de misericordia, donde hay miseria.
-venga a nosotros tu Reino de verdad, donde hay mentira.
-venga a nosotros tu Reino de libertad, donde hay opresión.
-venga a nosotros tu Reino de justicia, donde hay corrupción.
-venga a nosotros tu Reino de paz, donde hay violencia.
J. Castillo A.

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