2º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Is 62,1-5 - 1Cor
12,4-11 - Jn 2,1-11
En una boda de
Caná, Jesús manifiesta la verdadera gloria de Dios,
que
consiste en que sus hijos e hijas tengan vida en abundancia.
Esta vida
se muestra simbólicamente en la abundancia
de vino bueno.
En
esa boda, se hace ver también que la religión judía es negativa,
pues
se asemeja a las seis tinajas de piedra…
que están vacías…
No tienen vino… Hagan lo que Él les diga
En
aquella época, los sacerdotes, escribas y maestros de la ley,
dejando
de lado la voluntad de Dios, habían impuesto a la gente
normas
y prácticas religiosas basadas en el miedo y en el castigo.
Obligando,
por ejemplo, a realizar tantos ritos de purificación,
habían
propagado la falsa imagen de un “dios”
severo y castigador.
En
este contexto, María la humilde servidora
del Señor se dirige,
no
al responsable de la fiesta ni al novio… sino a Jesús para decirle:
No
tienen vino,
es decir, no aman a Dios que es amigo de la vida.
Y,
al mismo tiempo, dice a los servidores: Hagan lo que Él les diga.
Actuando
así, la madre de Jesús sigue alabando a Dios porque:
Su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación…
Enaltece a los humildes… Colma de bienes a los hambrientos…
Hoy,
vemos con tristeza a personas sin tierra,
techo y trabajo…
a
niños, jóvenes y adultos que viven en la
pobreza y miseria.
Vemos
también hogares y agrupaciones humanas donde faltan:
amor y vida, gracia y santidad, verdad y
libertad, justicia y paz.
Ante
esta realidad, María, la madre de Jesús y madre nuestra,
nos
sigue diciendo: No tienen vino… Hagan lo que Él les diga…
Hace
falta escuchar la Palabra de
Dios y ponerla en práctica.
Siendo
María modelo de servicio, nuestros
obispos dicen:
-En Caná está atenta a las necesidades de la
fiesta, y su intercesión
provoca la fe de los discípulos que creyeron en Él (Jn 2,11).
-Todo su servicio a los hombres es abrirles
el Evangelio e invitarles
a su obediencia: Hagan lo que Él les diga (Jn 2,5). (DP, n.300).
Jesús
manifiesta su gloria y sus discípulos creen en Él
Jesús se dirige a los servidores y les
dice: Llenen de agua las
tinajas,
luego
añade: saquen ahora y llévenlo al responsable de la fiesta.
*Llenar. Recordemos que las seis tinajas de piedra están vacías…
Con
Jesús llega la hora de introducir algo nuevo: dejarnos llenar
del
Espíritu de Dios cuyos frutos son: amor,
alegría, paz, paciencia,
amabilidad, bondad, fidelidad, modestia,
dominio propio
(Gal 5,22s).
*Sacar, se relaciona con la conversión,
el cambio de vida; y nos lleva
a meditar
en las siguientes palabras de Jesús: Todo
maestro de la ley
que
se ha hecho discípulo del Reino de
Dios, se parece al dueño de
una casa que saca de su tesoro cosas nuevas y antiguas (Mt 13,52).
*Llevar. Hoy vivimos tiempos nuevos, y necesitamos poner el vino
nuevo en vasijas nuevas (Mc 9,22). Hacen
falta nuevos mensajeros
que
lleven
por ciudades y pueblos la Buena Noticia que es la persona
de
Jesús: Conocer a Jesús es el mejor regalo
que podemos recibir,
haberlo encontrado es lo mejor que nos
ha ocurrido en la vida, y
darlo a conocer con nuestra palabra y
obras es nuestro gozo
(DA 32).
El Evangelio termina presentando el
programa de Jesús: Al hacer
su
primera señal, manifiesta su gloria y sus discípulos creen en Él.
La gloria de Jesús no son títulos
honoríficos ni adornos superfluos.
Su
gloria es dar vida, como se ve en los seis siguientes signos:
*Jesús va de nuevo a Caná de Galilea,
donde un funcionario le dice:
Señor, ven pronto antes de que mi hijo
muera.
Jesús
le contesta: Puedes volver, tu hijo está vivo (Jn 4,46ss).
*Después, Jesús va a Jerusalén, y en la
piscina de Betsaida
le
dice al paralítico: Levántate, toma tu camilla y camina (Jn 5,1ss).
*En Galilea, Jesús da de comer a más de
cinco mil personas…Al
final
del
discurso eucarístico muchos le abandonan, entonces Pedro le dice:
Señor, ¿a quién acudiremos? Tú tienes
palabras de vida eterna (Jn 6).
*Es de noche y las aguas del lago están
agitadas. Sin embargo,
Jesús camina
sobre las aguas y dice a sus discípulos: No teman (Jn 6,16ss).
*En Jerusalén, después de sanar
a un joven ciego de nacimiento,
Jesús
dice a los fariseos: He venido a este
mundo para un juicio,
para
que los ciegos vean... y los que ven, queden ciegos (Jn 9).
*En Betania, Jesús dice a Marta: Yo soy la resurrección y la vida,
el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. Luego resucita a Lázaro,
y muchos judíos al
ver lo que hace Jesús, creen en Él (Jn 11).
J. Castillo A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog