miércoles, 9 de enero de 2013

¿Quién es Jesús?


Bautismo de Jesús (ciclo C)
Is 40,1-5. 9-11 - Tito 2,11--3,7 - Lc 3,15-16. 21-22

Jesús es el que bautiza con el Espíritu Santo y con fuego
*El profeta Juan recorre toda la región del río Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Fue entonces cuando la gente pregunta si Juan no sería el Mesías.

Lo primero que dice Juan es lo siguiente: Yo les bautizo con agua

Este bautismo tiene sus exigencias, no basta sumergirse en el río.
Como lo dice Juan, es necesario dar frutos de una sincera conversión:
-compartir tu pan con el hambriento, -vestir al que está desnudo, 
-cobrar lo justo, -no maltratar ni hacer denuncias falsas (Lc 3,7-14).
*Luego Juan anuncia a la gente: Viene uno con más autoridad que yo,
Él les bautizará con el Espíritu Santo y con fuego
El agua lava, el fuego purifica, el Espíritu Santo transforma, santifica.
Sobre el fuego Jesús dirá más tarde: Vine a traer fuego a la tierra,
y, ¡cómo desearía que ya estuviera ardiendo! (Lc 12,49-53).
Antes de su Ascensión, Jesús dice a sus discípulos: Juan bautizó con 
agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo (Hch 1,5).
Sobre esto mismo, San Pablo dice: Todos nosotros, judíos o griegos,
esclavos o libres, hemos sido bautizados en un solo Espíritu
para formar un solo cuerpo (1Cor 12,13).
*Gracias al bautismo que hemos recibido, sigamos a Jesús:
-que nace pobre en un establo porque los suyos no le recibieron
-que es visitado por unos pastores despreciados por la sociedad…
-que vive en Nazaret un pueblo de donde no podía salir nada bueno…
-que es difamado de estar loco por sus familiares y conocidos…
-que es acusado de estar endemoniado por los maestros de la ley…
-que acoge a pecadores y gente de mala vida, y come con ellos…
-que muere injustamente crucificado fuera de la ciudad
-que resucita, pues el Dios de la Vida tiene la última palabra…
Solo así, abrazaremos con amor a los pobres y a los que sufren,
reconociendo en ellos el rostro de Jesús pobre y paciente (LG, 8).

Jesús es el Hijo amado y elegido de Dios Padre
*Hoy, tanto en el campo como en la ciudad, se ‘realizan’ bautismos 
para todos los gustos: privados o comunitarios... con Misa o sin ella…
Hay también diversos motivos: obtener el certificado respectivo…
aprovechar la fiesta patronal… los padrinos están de paso…
Todo depende de la cantidad de dinero que se da (cf. CIC, c.947).
Por eso, si en la Iglesia primitiva se bautizaba a los convertidos,
hoy nuestra tarea es convertir a los bautizados (Samuel Ruiz, 1968).
Qué diferente el Bautismo de Jesús que celebramos este día!
Jesús, pobre entre los pobres, se bautiza juntamente con el pueblo.
Él siendo igual a Dios, se humilla, se hace servidor (Flp 2,6-11);
y es en esta fragilidad humana que contemplamos su gloria (Jn 1,14).
La gloria de Dios no está en los adornos superfluos de los templos,
ni en los objetos preciosos del culto divino (SRS, n.31). La gloria
de Dios consiste en que el hombre y la mujer tengan vida (S. Ireneo).
*Después de haber sido bautizado y mientras Jesús oraba
se abre el cielo, baja sobre Él el Espíritu Santo en forma de paloma, 
y se escucha una voz que dice: Tú eres mi Hijo amado, mi elegido.
Veamos en el Evangelio de Lucas los momentos en que Jesús ora:
-Mientras una gran multitud acude para escucharle y ser sanados, 
  Jesús se retira a lugares solitarios para orar (5,15-16).
-Antes de elegir a los Doce, Jesús pasa la noche orando (6,12-16).
-Jesús ora a solas, antes de la confesión de Pedro (9,18-21).
-Ora también durante su transfiguración, donde una voz del cielo
  dice: Este es mi Hijo elegido, escúchenlo (9,28-36).
-Gracias a una petición de sus discípulos, Jesús nos enseña a orar:
  Cuando oren digan: Padre, santificado sea tu nombre (11,1-4).
-Desde su experiencia, Jesús nos pide orar siempre (18,1-8).
-En el huerto de los Olivos, Jesús dice a sus discípulos: Oren
  para no caer en la tentación; luego se arrodilla y ora (22,39-46).
-Antes de morir, Jesús grita con voz fuerte su última oración:
  Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (23,46).
*Todos los bautizados estamos llamados a ser testigos de Jesús, pues,
la Iglesia siente cada vez más fuerte el impulso del Espíritu a ser pobre
entre los pobres, a recordar a todos la necesidad de conformarse con 
el ideal de pobreza predicada y practicada por Cristo, y a imitarlo
en su amor sincero y concreto a los pobres (Juan Pablo II, 1994).
J. Castillo A.

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