miércoles, 18 de abril de 2018

Seguir a Jesús, el Buen Pastor

4º Domingo de Pascua, ciclo B
Hch 4,8-12  -  1Jn 3,1-2  -  Jn 10,11-18

   Dada la íntima relación que hay entre el dueño y su oveja,
al pueblo judío del AT le agrada invocar a Dios como pastor (Sal 23):
Había un pobre que tenía una ovejita que había comprado.
El mismo la iba criando y ella iba creciendo con él y con sus hijos.
Comía de su pan, bebía de su vaso, dormía en su pecho.
Aquel pobre quería a la ovejita como a una hija (2Sam 12).
   “Pastor” se aplica también a las autoridades o dirigentes del pueblo,
quienes, tanto ayer como hoy, pueden ser buenos o corruptos.

El pastor malo abandona las ovejas y huye
   Actualmente, hay autoridades “creyentes” -locales y nacionales-,
que en lugar de servir al pueblo, se apacientan a sí mismos (Ez 34);
pues, dominados por el “dios-dinero”: -tienen sueldos fabulosos…
-viven en casas lujosas… -favorecen a sus familiares y partidarios…
-hacen obras, pero roban con el perverso uso de “coimas, adendas”…
-abandonan el país y huyen al extranjero al ser enjuiciados…
Es decir: roban, matan, destrozan, abandonan las ovejas, huyen.
   ¿Por qué hay corruptos en países con tantos millones de católicos?,
¿cómo educa la Iglesia?, ¿qué está haciendo? (Benedicto XVI, 2006).
   Los cristianos no podemos permanecer ciegos, sordos y mudos:
-ante el grito de los campesinos e indígenas, expulsados de sus tierras,
-ante la contaminación y destrucción de nuestra madre tierra,
-ante los crecientes problemas de corrupción, violencia, injusticia…
   Que no sea letra muerta la voz de nuestros Obispos, en Aparecida:
La riqueza natural de América Latina y El Caribe experimentan, hoy,
una explotación irracional que va dejando una estela de desperdicio,
e incluso de muerte, por toda nuestra región. En todo ese proceso,
tiene una enorme responsabilidad el actual modelo económico,
que privilegia el desmedido afán por la riqueza,
por encima de la vida de las personas y de los pueblos
y del respeto racional de la naturaleza (DA, 2007, n.473).

Jesús, el Buen Pastor, da vida entregando su vida
   Sigamos a Jesús, oigamos sus enseñanzas y practiquemos sus obras,
meditando el Salmo 23 y los siguientes textos del Evangelio de Juan.
*El Señor es mi pastor, nada me falta.
A Dios no le agrada: sacrificios, inciensos, fiestas (Is 1,10ss); porque,
su gloria consiste en que el ser humano tenga vida (Ireneo, siglo III).
Por eso, Jesús, el buen pastor, da vida entregando su propia vida.
*En verdes praderas me hace descansar. Al ver a cinco mil personas,
Jesús ordena que tomen asiento, pues allí había hierba abundante.
Luego, agradece a Dios y parte los panes que da un joven (Jn 6,1-15).
*Me lleva a las aguas frescas y renueva mis fuerzas.
Jesús dice a la samaritana: El que beba del agua que yo le daré,
nunca volverá a tener sed (Jn 4,13ss).
*Me guía por caminos de justicia, por amor de su nombre.
Según la ley, una mujer sorprendida en adulterio debe ser apedreada.
Escribas y fariseos -para acusar a Jesús- le preguntan: Tú ¿qué dices?
Jesús responde: El que no tenga pecado, tire la primera piedra (Jn 8).
*Aunque camine por un valle tenebroso, ningún mal temeré,
porque tú estás conmigo, tu vara y tu bastón me dan seguridad.
Un joven -ciego de nacimiento- recupera la capacidad de ver…
Al final, el que fue ciego se arrodilla ante Jesús y dice: Creo, Señor
Luego Jesús añade: He venido a este mundo para hacer un juicio,
para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos (Jn 9).
*Preparas para mí un banquete en presencia de mis enemigos.
Jesús dice a los judíos: Yo soy el pan que da vida,
el que viene a mí no tendrá hambre, el que cree en mí no tendrá sed.
Pero, ustedes no creen aunque me han visto (Jn 6,35).
*Unges mi cabeza con perfume. En Betania, durante una cena,
María toma una libra de perfume de nardo puro, muy costoso,
unge los pies de Jesús y, luego, los seca con sus cabellos (Jn 12,1-8).
*Mi copa está llena. En la boda de Caná, el mayordomo dice al novio:
Tú has guardado el mejor vino hasta ahora (Jn 2,1-11).
*Tu bondad y tu amor me acompañan todos los días de mi vida.
Jesús dice: Les doy un mandamiento nuevo: Ámense, como yo les amo.
En esto, todos conocerán que ustedes son mis discípulos (Jn 13,34ss).
*En tu casa, Señor, viviré por siempre.
Juan y Andrés siguen a Jesús y le dicen: Maestro, ¿dónde vives?...
Ellos al ver dónde vivía, se quedaron con Jesús (Jn 1,35-39).
J. Castillo A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog