miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Reino de Jesús

Jesucristo, Rey del Universo (ciclo B)
Dn 7,13-14  -  Ap 1,5-8  -  Jn 18,33-37

   El Reino que Jesús anuncia es diferente de los reinos de este mundo.
En el Reino de Dios tienen preferencia: los pobres, los enfermos,
los marginados, los despreciados (pecadores, prostitutas, paganos…):
Felices ustedes los pobres, pues el Reino de Dios les pertenece (Lc 6).
   Anunciar el Reino de Dios es para Jesús el centro de su vida, por esta
causa es perseguido por los funcionarios de la religión y es crucificado.

Mi Reino no es como los reinos de este mundo
   Para anunciar el Reino de Dios, a Jesús de Nazaret solo le basta:
la autoridad moral de su Palabra y el testimonio de su vida y obras.
   Mientras recorre pueblos y ciudades, hace todo lo posible para que 
los pobres: vean, oigan, hablen, se levanten, caminen (Lc 7,32). Este
proyecto -aparentemente inofensivo- crea miedo entre los sacerdotes
y escribas que buscan matar a Jesús, pero temen al pueblo (Lc 22,2).
   Pilato, representante del emperador romano, es el único que puede
aplicar la pena de muerte. Al juzgar a Jesús, le pregunta: Tu nación
y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús, que conoce muy bien las injusticias que cometen: los romanos,
terratenientes, cobradores de impuestos, autoridades religiosas, etc.
responde a Pilato: Mi reino no es como los reinos de este mundo.
*Los reyes de este mundo tienen territorio y fronteras que defender.
El Reino de Jesús no está ligado a un territorio, pues Dios es Espíritu
y los que le adoran deben hacerlo en espíritu y verdad (Jn 4,24).
*Los reyes de este mundo imponen su autoridad y oprimen.
En el Reino de Jesús, sus discípulos son simples servidores:
Les he dado ejemplo para que ustedes hagan lo mismo (Jn 13,15).
*Los reyes de este mundo oprimen y amontonan riquezas materiales.
En el Reino de Jesús todos son hijos de Dios y hermanos entre sí:
Los creyentes estaban unidos y poseían todo en común. Vendían sus
sus bienes y los repartían según la necesidad de cada uno (Hch 2,45).
*Actualmente, ¿dónde se ubican ciertos sectores de nuestra Iglesia?

Vine al mundo para ser testigo de la verdad
   Pilato tiene las manos manchadas de sangre: En el templo asesina
a unos galileos, mezclando su sangre con la de sus sacrificios (Lc 13).
Sin embargo, como muchas autoridades corruptas, va a juzgar a Jesús.
Ahora bien, cuando Pilato pregunta a Jesús: Entonces, ¿tú eres rey?;
Jesús le responde: Tú lo dices. Yo soy rey, para esto he nacido,
para esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad.
   Mientras Pilato no dice la verdad, ni está al servicio de la verdad,
Jesús enseña y realiza la verdad, dando testimonio de la verdad:
*Enseñando en el templo de Jerusalén, Jesús dice a los judíos:
Si se mantienen fieles a mi palabra, serán realmente discípulos míos,
conocerán la verdad y la verdad les hará libres. Sin embargo,
después de una larga discusión y al no aceptar sus enseñanzas,
los judíos cogen piedras para apedrearlo (Jn 8,31-59).
*Cuando el discípulo Tomás le dice a Jesús: No sabemos a dónde vas,
¿cómo podemos conocer el camino?; Jesús le responde:
Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,5s). Seguimos a Jesús
porque solo Él es el camino que nos conduce hacia Dios, la verdad
que nos hace libres, la vida que nos colma de alegría (Prefacio V/b).
   En nuestra sociedad, hay juzgados donde, lamentablemente, se usan
la Cruz y la Biblia para mentir, coimear y condenar a los inocentes.
Hay también devotos que prefieren sepultar las imágenes de Jesús con
adornos superfluos, en vez de ayudar a quienes sufren hambre y sed.
Y no faltan cristianos/as que se creen propietarios de la verdad…
imponen su doctrina…condenan a quienes piensan de otra manera…
Muy diferente el ejemplo de Jesús: servidor y testigo de la verdad.
  No basta repetir, es necesario obras, cuando decimos Padre nuestro:
-donde hay egoísmo, venga a nosotros tu Reino de gracia,
-donde hay pecado, venga a nosotros tu Reino de santidad,
-donde hay odio, venga a nosotros tu Reino de amor,
-donde hay muerte, venga a nosotros tu Reino de vida,
-donde hay corrupción, venga a nosotros tu Reino de verdad,
-donde hay opresión, venga a nosotros tu Reino de libertad,
-donde hay explotación, venga a nosotros tu Reino de justicia,
-donde hay violencia, venga a nosotros tu Reino de paz,
-donde hay sufrimiento, venga a nosotros tu Reino de compasión,
-donde hay miseria, venga a nosotros tu Reino de misericordia.
J. Castillo A.

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