Jesucristo, Rey del Universo (ciclo B)
Dn 7,13-14 - Ap
1,5-8 -
Jn 18,33-37
El Reino que Jesús anuncia es diferente
de los reinos de este
mundo.
En el Reino de Dios tienen preferencia: los pobres,
los enfermos,
los
marginados, los despreciados (pecadores, prostitutas, paganos…):
Felices ustedes los pobres, pues el
Reino de Dios les pertenece (Lc 6).
Anunciar
el Reino de Dios es para Jesús el centro de su vida, por esta
causa
es perseguido por los funcionarios de la religión y es crucificado.
Mi
Reino no es como los reinos de este mundo
Para anunciar el Reino de Dios, a Jesús
de Nazaret solo le basta:
la
autoridad moral de su Palabra y el testimonio de su vida
y obras.
Mientras
recorre pueblos y ciudades, hace todo lo posible para que
los
pobres: vean, oigan, hablen, se levanten, caminen (Lc 7,32). Este
proyecto
-aparentemente inofensivo- crea miedo entre los sacerdotes
y
escribas que buscan matar a Jesús, pero temen al pueblo (Lc 22,2).
Pilato,
representante del emperador romano, es el único que puede
aplicar
la pena de muerte. Al juzgar a Jesús, le pregunta: Tu nación
y los sumos sacerdotes te han entregado
a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús,
que conoce muy bien las injusticias
que cometen: los romanos,
terratenientes,
cobradores de impuestos, autoridades religiosas, etc.
responde
a Pilato: Mi reino no es como los reinos de este mundo.
*Los
reyes de este mundo tienen territorio y fronteras que defender.
El
Reino de Jesús no está ligado a un territorio, pues Dios es Espíritu
y los que le adoran deben hacerlo en
espíritu y verdad
(Jn 4,24).
*Los
reyes de este mundo imponen su autoridad y oprimen.
En
el Reino de Jesús, sus discípulos son simples
servidores:
Les he dado ejemplo para que ustedes
hagan lo mismo
(Jn 13,15).
*Los
reyes de este mundo oprimen y amontonan riquezas materiales.
En
el Reino de Jesús todos son hijos de Dios y hermanos entre sí:
Los creyentes estaban unidos y poseían
todo en común. Vendían sus
sus bienes y los repartían según la
necesidad de cada uno
(Hch 2,45).
*Actualmente,
¿dónde se ubican ciertos sectores de
nuestra Iglesia?
Vine
al mundo para ser testigo de la verdad
Pilato tiene las manos manchadas de
sangre: En el templo asesina
a unos galileos, mezclando su sangre con
la de sus sacrificios
(Lc 13).
Sin
embargo, como muchas autoridades corruptas, va a juzgar a Jesús.
Ahora
bien, cuando Pilato pregunta a Jesús: Entonces,
¿tú eres rey?;
Jesús
le responde: Tú lo dices. Yo soy rey, para esto he nacido,
para
esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad.
Mientras
Pilato no dice la verdad, ni está al servicio de la verdad,
Jesús
enseña y realiza la verdad, dando testimonio de la verdad:
*Enseñando en el templo de Jerusalén,
Jesús dice a los judíos:
Si se mantienen fieles a mi palabra,
serán realmente discípulos míos,
conocerán
la verdad y la verdad les hará libres. Sin embargo,
después
de una larga discusión y al no aceptar sus enseñanzas,
los
judíos cogen piedras para apedrearlo (Jn 8,31-59).
*Cuando el discípulo Tomás le dice a Jesús:
No sabemos a dónde vas,
¿cómo podemos conocer el camino?; Jesús le
responde:
Yo
soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,5s). Seguimos a Jesús
porque
solo Él es el camino que nos conduce
hacia Dios, la verdad
que
nos hace libres, la vida que nos colma
de alegría (Prefacio V/b).
En nuestra sociedad, hay juzgados donde,
lamentablemente, se usan
la
Cruz y la Biblia para mentir, coimear y
condenar a los inocentes.
Hay
también devotos que prefieren sepultar las imágenes de Jesús con
adornos
superfluos, en vez de ayudar a quienes sufren hambre y sed.
Y
no faltan cristianos/as que se creen propietarios
de la verdad…
imponen su doctrina…condenan a quienes piensan de otra
manera…
Muy
diferente el ejemplo de Jesús: servidor
y testigo de la verdad.
No
basta repetir, es necesario obras, cuando decimos Padre
nuestro:
-donde
hay egoísmo, venga a nosotros tu Reino de gracia,
-donde
hay pecado, venga a nosotros tu Reino de santidad,
-donde
hay odio, venga a nosotros tu Reino de amor,
-donde
hay muerte, venga a nosotros tu Reino de vida,
-donde
hay corrupción, venga a nosotros tu Reino de verdad,
-donde
hay opresión, venga a nosotros tu Reino de libertad,
-donde
hay explotación, venga a nosotros tu Reino de justicia,
-donde
hay violencia, venga a nosotros tu Reino de paz,
-donde
hay sufrimiento, venga a nosotros tu Reino de compasión,
-donde
hay miseria, venga a nosotros tu Reino de misericordia.J. Castillo A.
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