jueves, 20 de junio de 2019

Denles ustedes de comer

Cuerpo y Sangre de Cristo, ciclo C
Gen 14,18-20  -  1Cor 11,23-26  -  Lc 9,11-17

   Mientras Jesús y sus discípulos se retiran a la ciudad de Betsaida,
una gran multitud de hombres y mujeres van a su encuentro.
Jesús, como Buen Pastor, los acogeles anuncia el Reino de Dios…
sana a los enfermos…y dice a sus apóstoles denles ustedes de comer.

Pan y vino, fruto de la tierra y del trabajo de mujeres y hombres
   Mons. Luis Vallejos Santoni (1917-1982) dice a los campesinos:
Te doy las gracias por el pan que como, por el vino que bebo,
por la lana de mi ropa y por el alimento que me mantiene.
Todo esto ha hecho sudar tu frente.
Para nosotros es demasiado fácil ir a una feria o al mercado
para adquirir las cosas que necesitamos,
mientras olvidamos las manos que las trabajaron (…).
   Más adelante, renueva su agradecimiento diciendo:
Hermano campesino: Te doy gracias por tu ejemplo y tu trabajo.
Te doy gracias porque no desesperas ni decaes.
Y, especialmente, te agradezco el pan y el vino,
fruto de la tierra y de tu trabajo diario.
Ellos son el Cuerpo y la Sangre de tu vida.
Creo que si Dios tuviera profesión, sería campesino.
(Carta Pastoral -Cusco 1982- a los 25 años de ordenación sacerdotal).
   Actualmente, mientras vivimos esclavizados por el “consumismo”,
la tierra se va convirtiendo en un inmenso depósito de porquería,
poniendo en peligro la vida de todos los seres vivientes… (LS, 21).
   Muy diferente las enseñanzas y las obras de Jesús de Nazaret.
Él nos invita a contemplar la hermosura de la naturaleza (Lc 12,27),
y nos sigue diciendo que vino a darnos vida en abundancia (Jn 10,10).
Por eso, acoge a los pobres que andan como ovejas sin pastor…
les anuncia la Buena Noticia del Reino de Dios y su justicia…  
sana a los enfermos… y pide a sus seguidores darles de comer
   Debemos ser pan compartido para una sociedad humana y fraterna.

El pan compartido hace posible una sociedad justa y fraterna
   *Ya es tarde… y, además, están en un lugar despoblado
Por ambos motivos, los discípulos se acercan a Jesús y le dicen:
Despide a la gente para que vayan a buscar alojamiento y comida.
Lamentablemente, tanto ayer como hoy, ésa es la solución más fácil:
-Despedir a la trabajadora de casa particular porque está embarazada.
-Despedir a los obreros porque han organizado un sindicato.
-Despedir a los campesinos, despojándolos de sus tierras, etc.
Quienes decimos que somos cristianos, meditemos en este texto:
Robar algo a los pobres para presentar una ofrenda a Dios,
es como matar un hijo ante los ojos de su madre (Eclo 34,20).
   *En vez de despedir, Jesús les contesta: Denles ustedes de comer.
Al respecto, en la homilía sobre Mc 6,34-44, Juan Pablo II nos dijo:
El “denles de comer” ha de resonar en sus oídos y conciencias.
Denles de comer, hagan todo lo posible por dar dignidad, educación,
trabajo, casa, asistencia sanitaria… (Lima, 5 de febrero de 1985).
   *A continuación, los discípulos entregan a Jesús todo lo que tienen.
-Jesús toma en sus manos los cinco panes y los dos pescados
No olvidemos que Jesús usa sus manos para acoger, sanar, bendecir.
-Luego, levanta los ojos al cielo y agradece a Dios… porque
el Padre da a conocer estas cosas a la gente sencilla (Lc 10,21).
-Los parte y los da a sus discípulos para que los sirvan a la gente.
Jesús vuelve a realizar esos gestos: en la Última Cena (Lc 22,19),
y en la comida con dos de sus discípulos, en Emaús (Lc 24,30).
Ahora bien, el problema del hambre tiene solución: compartir el pan,
como hacen las primeras comunidades cristianas (Hch 4,42ss), que
celebran la Fracción del Pan, y entre ellos no hay ningún necesitado.
   *Al final, todos comieron hasta saciarse y sobraron doce canastas.
A Jesús no le interesa el templo convertido en cueva de ladrones
Él nos sigue diciendo: Misericordia quiero y no sacrificios (Mt 9,13).
Es por eso que a un fariseo importante que le invita a comer le dice:
Cuando ofrezcas una comida (una cena o un banquete),
invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos, a los ciegos.
Y tú serás feliz porque ellos no tienen con qué pagarte (Lc 14,13s).
   En pocas palabras, el Papa Juan Pablo II nos sigue diciendo:
Veo que hay aquí hambre de Dios…verdadera riqueza de los pobres.
Hay aquí hambre de pan… que no falte este pan de cada día, porque
es un derecho expresado en la oración… (ib. 5 de febrero del 1985).
J. Castillo A.

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