5º Domingo, Tiempo Ordinario,
ciclo A
Is 58,7-10 - 1Cor
2,1-5 -
Mt 5,13-16
Jesús sigue enseñando a la
multitud y a sus discípulos, diciéndoles:
Ustedes son la sal de la tierra… Ustedes son la luz del mundo…
Los cristianos: ¿Somos sal y luz,
practicando las Bienaventuranzas?
¿Damos
testimonio de nuestra fe en: el hogar, el trabajo, el barrio…?
¿Ofrecemos
esperanza a las personas que sufren injustamente?
¿Trabajamos
para que se respete los derechos de los marginados?
Ustedes son la sal de la tierra
Jesús enseña con palabras
y ejemplos sencillos de la vida diaria.
Ahora
bien, cuando Jesús dice: ustedes son la sal de la tierra,
está
pidiendo que las personas de buena voluntad y los cristianos,
seamos como la sal que da sabor y
conserva los alimentos.
Se trata
de: construir una sociedad nueva desde el Evangelio,
conocer a Jesús que es el
Camino, la Verdad y la Vida (Jn
14,6),
y que
nuestras autoridades: no roben…no mientan… no sean flojos…
Sobre el grave problema de encerrarnos en:
normas, costumbres,
preocupaciones
mundanas, riquezas… El papa Francisco dice:
Si algo debe inquietarnos
santamente y preocupar nuestra conciencia
es que tantos hermanos nuestros vivan: sin la fuerza, la luz
y el consuelo de la amistad con
Jesucristo… (EG,
2013, n.49).
Es una
hipocresía aferrarnos a ciertas tradiciones que esclavizan,
en vez
de practicar los mandamientos de Dios (cf. Mt 15,1ss).
La siguiente advertencia de Jesús
vale para muchos de nosotros:
Si la sal se vuelve desabrida, ¿con qué se le devolverá su sabor?
Para nada sirve ya, sino para tirarla y que la gente la pise.
¿Por qué
en nuestra sociedad hay personas particulares y autoridades,
que se
dejan arrastrar -como peces muertos- por la corrupción:
asesinando…
robando… mintiendo… sobornando a los jueces… etc.?
¿De qué
les sirve haber amontonado riquezas dentro y fuera del país,
si
después son encarcelados? ¿Qué ejemplo dan a la gente sencilla?
¿Quieren
convertirse… o prefieren ser arrojados y pisoteados?
Ustedes son la luz del mundo
Ante las innumerables
acusaciones de sus enemigos, Job responde:
Otros odian la luz, y en sus caminos se apartan de ella…
Los asesinos madrugan para matar al
pobre y al indigente,
y al anochecer se convierten en ladrones.
Para ellos la luz del día
es densa oscuridad, prefieren los horrores de las tinieblas (Job 24).
Cuando el fariseo Nicodemo va de
noche a visitarlo, Jesús le dice:
La luz vino al mundo, pero los
hombres prefieren las tinieblas a la luz
porque sus acciones son malas. Los que obran mal odian la luz
y no se acercan a ella para que no
se descubra lo que hacen (Jn 3).
Las consecuencias están a la vista:
situación de inhumana pobreza,
problemas
de salud y de educación, salarios miserables de hambre…
¿Qué
debemos hacer? Seguir a Jesús que: *ora constantemente…
*vive
en contacto directo con los más necesitados y marginados,
asumiendo
cansancio, riesgo, rechazo y la muerte en una cruz…
*es
la luz verdadera que ilumina a los que están en tinieblas:
-Mientras
estoy en este mundo, yo soy la luz del mundo (Jn 9,5).
-Yo
soy la luz… quien cree en mí no se quede en tinieblas (Jn
12,46).
En el sermón del monte Jesús dice: Ustedes
son la luz del mundo.
Que tu luz brille delante de la
gente, para que vean tus buenas obras
y glorifiquen al Padre de ustedes
que está en el cielo.
Si practicamos estas enseñanzas de
Jesús, entonces:
*Los
hambrientos y sedientos se sentarán alrededor de nuestra mesa:
No tienen necesidad de irse, denles
ustedes mismos de comer.
*Los
emigrantes y desnudos van a compartir los bienes de la creación:
Dios puso al ser humano en el
jardín para que lo cultive y cuide.
*Los
enfermos van a quedar sanos y los presos libres. Y Jesús dirá:
Felices ustedes, tomen posesión del
Reino (Mt
25,34ss; y 1ª lectura).
Según
san Ireneo: La gloria de Dios consiste en que el hombre viva.
y para
Mons. Oscar Romero: La gloria de Dios es que el pobre viva.
Hay ciegos que nos dan ejemplo para ser
luz en las tinieblas:
Ñaupajruna (el guía) va de noche
por las calles oscuras del pueblo,
llevando una lámpara encendida. Un
vecino lo reconoce y le dice:
-¿Por qué caminas con una lámpara
encendida si eres ciego?
Ñaupajruna responde: -Yo conozco
bien las calles de este pueblo.
Si llevo esta lámpara encendida, no
es para ver mi camino,
sino para que otros encuentren su
camino cuando me vean.
Los pobres nos
evangelizan y nos llaman a la conversión.
J. Castillo A.
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