6º Domingo, Tiempo Ordinario,
ciclo A
Eclo 15,16-21 - 1Cor
2,6-10 -
Mt 5,17-37
*No vine a suprimir la ley y los profetas, sino a dar
cumplimiento.
No mates… No cometas adulterio… No hagas juramentos falsos…
*Ustedes,
hermanos, han sido llamados para vivir en libertad,
pero que esta libertad no dé rienda
suelta a sus bajos instintos,
más bien, háganse servidores
unos de otros por medio del amor.
Porque toda la ley se cumple con un
solo mandamiento:
amarás a tu prójimo como a ti mismo (Gál 5,13s; cf. Jn 13,34).
No mates
El quinto mandamiento
prohíbe matar, pero no se trata únicamente
de la muerte física ocasionada por la
violencia y la guerra fratricida.
Hace falta arrancar de nuestros
corazones los asesinatos morales:
desprecio,
odio, insulto, venganza… pues en todo esto, falta el amor.
Y, necesitamos reconciliarnos:
Mientras llevas tu ofrenda al altar,
te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti: deja tu ofrenda…
y ve primero a reconciliarte… luego, regresa y presenta tu ofrenda.
¿Tiene
sentido “oír Misa entera”, cuando hay pobres explotados
que -sin
decirlo expresamente- tienen alguna queja contra nosotros?
¿Es
justo que hayan personas que se hacen cada vez más ricas,
explotando
a otros? ¿Serán capaces de reconciliarse con los pobres?
En abril de 1514, le piden al
sacerdote Bartolomé de Las Casas,
-terrateniente
en Cuba y en Santo Domingo- celebrar la Eucaristía.
Él se
prepara meditando el siguiente texto del libro del Eclesiástico:
Ofrecer algo adquirido injustamente
es una ofrenda impura.
Robar lo que pertenece a los pobres y ofrecérselo a Dios
es como matar un hijo delante de su padre… (Eclo 34,18ss).
Al tomar conciencia que siendo
terrateniente explota a los indios,
Bartolomé
de Las Casas decide no celebrar la Eucaristía,
pues, a
Dios no le agrada la ofrenda impura, producto de sus robos.
Solamente
después de liberar a los indios, celebra la Eucaristía,
ofreciendo el pan de vida… y el vino, bebida de
salvación…
No cometas adulterio
¿Cuáles son las raíces
profundas de un fracaso matrimonial?
¿Por qué
tantos esposos llevan una vida matrimonial vacía?
¿Hasta
cuándo soportarán las apariencias de un amor inexistente?
¿A qué
se debe que él o ella miran a otra persona con malos deseos,
buscan otra relación amorosa,
llegando a cometer adulterio?
En nuestros días, muchas personas
acceden al matrimonio religioso
por motivos superficiales y
pasajeros:
dinero, poder, belleza, fama;
costosos
y superfluos adornos, fiesta hasta las últimas consecuencias.
Para remediar estas deficiencias, no
basta dar algunas charlas.
Hace falta una educación integral, para que la vida
matrimonial
se
fundamente en el amor por lo que “son” y no por lo que “tienen”.
Al respecto,
tengamos presente lo que dijo Juan Pablo II, en Puebla:
Hagan todos los esfuerzos para que
haya una pastoral familiar.
Atiendan a este campo tan
prioritario con la certeza de que
la evangelización en el futuro
depende … de la “Iglesia doméstica”.
No hagas juramentos falsos
Vivimos en una sociedad “cristiana” donde abundan: promesas
y juramentos falsos, usando para ello la
Biblia y el Crucifijo.
Todo eso
es una hipocresía que solo sirve para: robar… coimear…
mentir…
explotar a las personas pobres… destruir la madre tierra…
Qué
diferente la sabiduría de nuestros antepasados, los Incas,
ellos
decían: No seas ladrón… No seas flojo… No
seas mentiroso…
Otro mundo es posible, poniendo en
práctica la Palabra de Dios:
*No
oprimas ni maltrates a los emigrantes… No explotes a las
viudas
ni a los huérfanos, porque si los
explotas y ellos gritan a mí,
yo les oiré y se encenderá mi cólera contra ustedes... (Ex 22,20ss).
*¡Ay
de las autoridades que se apacientan a sí mismas!
No fortalecen a las personas débiles, ni sanan a las enfermas.
No acogen a las descarriadas, ni buscan a las perdidas (Ez 34,2ss).
*¡Ay
de los que corrompen la justicia, pisotean el derecho,
odian al que juzga rectamente, y detestan al testigo honrado!...
Yo conozco tus crímenes y tus pecados: oprimes al inocente…
aceptas sobornos, atropellas al pobre en el tribunal (Amós 5,7ss).
*Jesús
nos dice: No juren por el cielo… ni por la tierra…
Digan sí, cuando es sí, y no cuando es no,
cualquier otra cosa que se añade, viene del
demonio.
J. Castillo A.
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