4º Domingo de Cuaresma, ciclo C
Jos 5,9-12 - 2Cor
5,17-21 - Lc 15,1-3. 11-32
El padre -figura central de la parábola-
tiene dos hijos.
Mientras
el menor se aleja, derrocha el
dinero, pero vuelve;
el mayor se queda en
casa, se enoja con su padre, niega a su hermano.
Sin
embargo, el padre quiere que sus
hijos vivan como hermanos.
Un
padre tiene dos hijos
Sabiendo que en las familias hay
discusiones entre padres e hijos…
rivalidades
entre hermanos… reflexionemos en los siguientes textos.
*Después
que Caín asesina a su hermano menor Abel,
el
Señor le pregunta: ¿Dónde está tu hermano?
Caín
contesta: No lo sé, ¿acaso soy el guardián de mi hermano?
El
Señor le dice: ¿Qué hiciste? La sangre de tu hermano pide justicia.
Caín
se arrepiente: Mi culpa es demasiado grave para soportarla…
Luego,
el Señor le pone una señal para que respeten su vida (Gen 4).
*Abraham
tiene dos hijos: Ismael el mayor, en
Agar una esclava;
e Isaac el menor, en Sara su esposa que
es estéril y anciana.
Abraham
despide a Agar y a Ismael, pues éste se burla de su hermano.
Después,
mientras caminan por el desierto, se les acaba el agua,
y
Agar abandona a su hijo para no verle morir, y se aleja.
Dios,
al oír el llanto del niño, dice a Agar: Levántate, toma al niño,
quédate tranquila, pues yo sacaré de él
un gran pueblo
(Gen 16 y 21).
*Isaac
ora, y su esposa Rebeca -que es estéril- queda encinta.
Rebeca
al dar a luz, resulta que son mellizos: Esaú
y Jacob.
Más
tarde, Esaú renuncia a sus derechos de ser hijo primogénito
por
un plato de lentejas (Gen 25). Después, con la ayuda de su madre,
Jacob
le arrebata a Esaú la bendición especial de su padre Isaac.
Desde
entonces, Esaú odia a su hermano y busca matarlo… (Gen 27).
Sin
embargo, años después ambos hermanos se
reconcilian:
Jacob se arrodilla siete veces, hasta
encontrarse con su hermano.
Esaú, por su parte, corre a su
encuentro, le abraza, le besa (Gen 33).
*Sigamos
reflexionando en Oseas 11,1-11 y en Jeremías 31,18-28.
Acoger
a los pecadores y comer con ellos
Al pedir la parte de su herencia, el hijo menor comete una locura.
A
este joven egoísta no le interesa honrar
a su padre, como dice Dios.
Abandona
el hogar, se va a un país lejano, derrocha todo el dinero,
y
al encontrarse en la miseria exclama: Yo
aquí me muero de hambre.
Luego,
se acuerda de su padre, decide levantarse, volver a casa,
y
suplicar: Padre, he pecado… trátame
como a uno de tus servidores.
Estando
aún lejos de casa sucede algo increíble. Su padre: lo ve…
tiene
compasión
(se le remueven las entrañas)…sale a su encuentro…
le
abraza…
le
besa… ordena que le traigan el mejor vestido…
que le
pongan un anillo en el dedo y sandalias en los pies…
que maten
el ternero engordado…
Y ofrece
un banquete y una fiesta,
por
la alegría de haber encontrado a su hijo
que se había perdido.
Al
enterarse, el hijo mayor se dirige a
su padre con insolencia
(como
hacen con Jesús los escribas y fariseos) y no asiste a la comida.
Sin
embargo, su padre sale, le suplica participar de la fiesta,
y
le dice: Hijo, tú siempre estás conmigo,
y todo lo mío es tuyo.
Pero había que hacer una fiesta, porque tu hermano estaba muerto
y ha vuelto a la vida, estaba perdido y
ha sido hallado.
El hijo mayor,
¿habrá
entrado a la casa para acoger a su hermano y comer
juntos?
Jesús come con publicanos y pecadores, porque son hijos de Dios.
Para
actuar de esta manera necesitamos mucha fe y mucho amor.
*Mientras
el hijo mayor desea comer un cabrito con
sus amigos,
Jesús
nos dice: Cuando ofrezcas una comida, no invites a tus amigos,
ni a tus hermanos, parientes o vecinos
ricos, porque ellos te invitarán
y quedarás pagado. Al contrario, cuando
ofrezcas un banquete,
invita a los pobres, a los mancos, a los cojos, a los
ciegos;
y tú serás feliz, porque ellos no pueden
pagarte
(Lc 14,12-14).
*Cuando
los hermanos Santiago y Juan piden a
Jesús
sentarse en su gloria uno a su derecha y
el otro a su izquierda,
los
otros se enojan con ellos. Jesús llama a sus discípulos y les dice:
Quien quiera ser el primero que se haga servidor de todos,
como el Hijo del Hombre que vino a servir y a dar su vida (Mc 10).
*En
nuestros días, para que el mensaje del
Evangelio sea creíble,
hacen
falta seguidores de Jesús que vivamos pobre
entre los pobres,
actuando con gestos de
misericordia como el padre de la parábola,
y haciendo obras por los hermanos de Jesús que tienen hambre y sed,
son forasteros y sin ropa, están enfermos
y encarcelados
(Mt 25).
J. Castillo A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog