33º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Mal 3,19-20 - 2Tes
3,7-12 -
Lc 21,5-19
¿De qué sirven los templos lujosos y los ritos religiosos rutinarios,
si somos incapaces de oír el grito de los niños,
jóvenes y adultos,
que
sufren las consecuencias de tanta corrupción e injusticia…?
Que
nadie nos engañe con mensajes, discursos, promesas…
ajenos
a las obras y enseñanzas de Jesús, el Profeta de Nazaret.
Cuando hay persecución, Jesús nos pide dar testimonio de Él,
y
no preparar nuestra defensa, pues Él mismo estará con nosotros.
No
quedará piedra sobre piedra, todo será destruido
A los que admiran los adornos y riquezas
del templo de Jerusalén,
Jesús
les dice: Llegará un día en que todo lo que ven será destruido.
Aquel
templo no es casa de oración para todas
las naciones (Is 56,7),
sino
una cueva de ladrones donde se enriquecen: los
sacerdotes…
los vendedores de animales… los que cambian la moneda romana…
Para
Jesús lo más importante no es el templo sino los pobres, por eso:
-Sana a los enfermos: Los que tenían enfermos se los traían,
y Él les imponía las manos a cada uno y
los sanaba
(Lc 4,40).
-Da de comer a las personas que tienen
hambre, y nos sigue diciendo:
Denles ustedes mismos de comer (Lc 9,13).
-Perdona a los pecadores: Hoy ha llegado la salvación a esta casa,
pues vine a buscar y a salvar lo que
está perdido
(Lc 19,1ss).
Si
queremos honrar a Jesús, en espíritu y en
verdad (Jn 4,21),
no
lo hagamos en el templo sino en sus hermanos que sufren (Mt 25):
*¿Acaso no saben ustedes que son templos
de Dios,
y que el Espíritu de Dios vive en
ustedes?
Si
alguien destruye el templo de Dios,
Dios lo destruirá a él,
pues el templo de Dios es santo, y ese
templo son ustedes
(1Cor 3,16).
*¿Por qué -actualmente- hay pobres que buscan en los basureros
algo
para comer o para vestirse? ¿Es justo que los pobres sean parte
de
un basurero y tratados como desperdicio? ¿Los cómplices de este
escándalo
tienen sentimiento de culpa? (Mensaje
del Papa: 3ª JMP, n.2).
¡Cuidado,
no se dejen engañar!
Después que Jesús anuncia la destrucción
del templo de Jerusalén,
sus
discípulos le preguntan: Maestro, ¿cuándo
sucederá todo esto?
Jesús
les responde: ¡Cuidado, no se dejen engañar!
Porque muchos vendrán usando mi nombre…
No vayan tras ellos.
*En algunos casos se trata de falsos
profetas (falsas autoridades),
quienes
se disfrazan de ovejas, pero son lobos
feroces (Mt 7,15),
que
vienen a robar… matar… destruir… (Jn
10,7ss).
Ciertamente,
por sus frutos los conoceremos y los denunciaremos.
*Tengamos presente también las
siguientes palabras de Jesús:
Aquel día, muchos me dirán: Señor, en tu nombre hemos profetizado,
en
tu nombre hemos expulsado
demonios y hemos hecho milagros.
Yo les diré: No los conozco, aléjense de mí, malhechores (Mt 7,21ss).
*Años más tarde, San Pablo denunciará a
los falsos maestros
que
son orgullosos y no siguen las enseñanzas de Jesús:
Para
ellos la religión es un puro negocio (1Tim 6,3ss; y 2ª lectura).
Muy
diferente lo que Jesús nos pide, desde su propia experiencia:
Den
gratuitamente, lo que gratuitamente han recibido (Mt 10,8).
Al
ser perseguidos, ustedes darán testimonio de mí
Hacer realidad el Reino de Dios que es vida, verdad, justicia, paz…
trae
consigo calumnias, maldiciones, persecuciones… (Mt 5,10s),
por
parte de los que tienen el poder político, económico y religioso,
pues
sus intereses y el orden injusto establecido son amenazados.
Pero,
¿qué sucede en países de tradición cristiana como el
nuestro?
¿Por
qué se persiguen y encarcelan a los campesinos e indígenas?
¿Es
delito defender la vida de los seres
humanos y de la madre tierra?
En
cambio, los dueños de las grandes empresas, generalmente,
son
alabados y privilegiados por gobiernos… corruptos y mediocres:
Ojalá
fueras frío o caliente, pero como eres tibio,
ni frío ni caliente,
voy a vomitarte de mi boca, dice el Señor
(Apc 3,15s).
Muy
diferente, anunciar el Reino de Dios
como hace San Pablo:
Voy a Jerusalén llevado por el Espíritu,
sin saber lo que me sucederá.
Solo sé que en cada ciudad el Espíritu
Santo me da a conocer
que me
esperan prisiones y persecuciones.
Pero poco me importa la vida, con tal de
terminar mi carrera
y cumplir el ministerio que he recibido
del Señor Jesús: Anunciar
la Buena
Noticia de la gracia de Dios (Hch
20,22ss).
J. Castillo A.
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