Cuerpo y Sangre de Cristo, ciclo C
Gen 14,18-20 - 1Cor
11,23-26 - Lc 9,11-17
Mientras Jesús y sus discípulos se
retiran a la ciudad de Betsaida,
una
gran multitud de hombres y mujeres van a su encuentro.
Jesús,
como Buen Pastor, los acoge… les anuncia el Reino de Dios…
sana a los enfermos…y dice a sus
apóstoles denles ustedes de comer.
Pan
y vino, fruto de la tierra y del trabajo de mujeres y hombres
Mons. Luis Vallejos Santoni (1917-1982)
dice a los campesinos:
Te doy las gracias por el pan que como,
por el vino que bebo,
por la lana de mi ropa y por el alimento
que me mantiene.
Todo
esto ha hecho sudar tu frente.
Para nosotros es demasiado fácil ir a
una feria o al mercado
para adquirir las cosas que necesitamos,
mientras olvidamos las manos que las trabajaron (…).
Más
adelante, renueva su agradecimiento diciendo:
Hermano campesino: Te doy gracias por tu
ejemplo y tu trabajo.
Te doy gracias porque no desesperas ni
decaes.
Y, especialmente, te agradezco el pan y el vino,
fruto
de la tierra y de tu trabajo diario.
Ellos
son el Cuerpo y la Sangre de tu vida.
Creo que si Dios tuviera profesión,
sería campesino.
(Carta
Pastoral -Cusco 1982- a los 25 años de ordenación sacerdotal).
Actualmente,
mientras vivimos esclavizados por el “consumismo”,
la tierra se va convirtiendo en un
inmenso depósito de porquería,
poniendo
en peligro la vida de todos los seres vivientes… (LS, 21).
Muy
diferente las enseñanzas y las obras de Jesús de Nazaret.
Él
nos invita a contemplar la hermosura de la naturaleza (Lc 12,27),
y
nos sigue diciendo que vino a darnos vida en abundancia (Jn 10,10).
Por
eso, acoge
a los pobres que andan como ovejas sin pastor…
les anuncia la Buena
Noticia del Reino de Dios y su justicia…
sana a los enfermos… y pide a sus
seguidores darles de comer…
Debemos
ser pan compartido para una sociedad
humana y fraterna.
El
pan compartido hace posible una sociedad justa y fraterna
*Ya
es tarde… y, además, están en un
lugar despoblado…
Por
ambos motivos, los discípulos se acercan a Jesús y le dicen:
Despide
a la gente para que vayan a buscar alojamiento y comida.
Lamentablemente,
tanto ayer como hoy, ésa es la solución más fácil:
-Despedir
a la trabajadora de casa particular porque está embarazada.
-Despedir
a los obreros porque han organizado un sindicato.
-Despedir
a los campesinos, despojándolos de sus tierras, etc.
Quienes
decimos que somos cristianos, meditemos en este texto:
Robar
algo a los pobres para presentar una ofrenda a Dios,
es como matar un hijo ante los ojos de
su madre
(Eclo 34,20).
*En
vez de despedir, Jesús les contesta: Denles ustedes de comer.
Al
respecto, en la homilía sobre Mc 6,34-44, Juan Pablo II nos dijo:
El “denles
de comer” ha de resonar en sus oídos y conciencias.
Denles de comer, hagan todo lo posible
por dar dignidad, educación,
trabajo, casa, asistencia sanitaria… (Lima, 5 de
febrero de 1985).
*A
continuación, los discípulos entregan a Jesús todo lo que tienen.
-Jesús
toma
en sus manos los cinco panes y
los dos pescados…
No
olvidemos que Jesús usa sus manos para acoger, sanar, bendecir.
-Luego,
levanta
los ojos al cielo y agradece a Dios… porque
el Padre da a conocer estas cosas a la
gente sencilla
(Lc 10,21).
-Los parte y los da a sus discípulos para que los sirvan a la gente.
Jesús
vuelve a realizar esos gestos: en la
Última Cena (Lc 22,19),
y en la comida con dos de sus discípulos, en
Emaús (Lc 24,30).
Ahora
bien, el problema del hambre tiene solución: compartir el pan,
como
hacen las primeras comunidades cristianas (Hch 4,42ss), que
celebran la Fracción del Pan, y entre
ellos no hay ningún necesitado.
*Al
final, todos comieron hasta saciarse y sobraron doce canastas.
A
Jesús no le interesa el templo convertido
en cueva de ladrones…
Él
nos sigue diciendo: Misericordia quiero y
no sacrificios (Mt 9,13).
Es
por eso que a un fariseo importante que le invita a comer le dice:
Cuando ofrezcas una comida (una cena o un
banquete),
invita
a los pobres, a los inválidos, a los cojos, a los ciegos.
Y tú serás feliz porque ellos no tienen
con qué pagarte
(Lc 14,13s).
En
pocas palabras, el Papa Juan Pablo II nos sigue diciendo:
Veo
que hay aquí hambre de Dios…verdadera
riqueza de los pobres.
Hay
aquí hambre de pan… que no falte
este pan de cada día, porque
es un derecho expresado en la oración… (ib. 5 de febrero
del 1985).
J. Castillo A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog