Jesucristo Rey del Universo, ciclo C
2Sam 5,1-3 - Col
1,12-20 - Lc 23,35-43
Cuando decimos: Padre nuestro, venga a nosotros
tu Reino,
debemos
poner: vida donde hay muerte… amor donde hay odio…
verdad donde hay
corrupción… libertad donde hay esclavitud…
justicia donde hay
opresión… paz donde hay violencia…
Sin
embargo, hay creyentes que se oponen a estos valores del Reino,
pues
solo buscan riquezas explotando y
crucificando a los pobres.
Mientras
las autoridades se burlan, el pueblo mira a Jesús
Mientras el diablo le muestra a Jesús los reinos del mundo,
le
dice: Todo esto será tuyo, si te postras
y me adoras.
Jesús
le contesta: Adorarás al Señor tu Dios y
a Él solo servirás.
Luego,
el diablo se aleja de Jesús hasta otra ocasión (Lc 4,7; 13).
Durante
su vida y ahora en la cruz, Jesús sigue
siendo tentado.
*Las autoridades se burlan de Jesús y
dicen: Ha salvado a otros,
si
es el Mesías de Dios, el Elegido, que se salve a sí mismo.
Aceptar
que Jesús es el Elegido de Dios dependerá de un milagro,
que
elimine su dolor y cambie su destino en estos últimos instantes.
Las
autoridades denunciadas por Jesús celebran una aparente victoria.
¿Será
la muerte el final o, más bien, el
comienzo de una vida plena?
*También los soldados se burlan de Jesús, ofreciéndole vinagre
para
prolongar su agonía. Y como hay un letrero que dice:
Éste
es el Rey de los judíos, le piden: Si eres Rey, sálvate a ti mismo.
No
entienden que Jesús es Rey pero no como los reyes de este mundo.
*Uno de los malhechores le insulta
diciendo: ¿No eres tú el Cristo?
Sálvate
a ti mismo y a nosotros. Quizás este malhechor ha luchado
contra
los romanos por caminos violentos, y ha sido sentenciado.
*Sin embargo, no todo es negativo.
Muchas personas de Galilea que:
-han
escuchado las enseñanzas de Jesús y han visto sus obras,
-le
han acompañado, caminando con Él hasta Jerusalén,
-le
han seguido al calvario, entre lamentos y llantos…
ahora,
miran
al Rey de los judíos que desde la cruz sigue salvando.
Acuérdate
de mí cuando llegues a tu Reino
Frente a los insultos y a las
tentaciones, Jesús guarda silencio.
Entre
tanto, surge la voz del otro malhechor crucificado:
Confiesa
su culpa… Reconoce la inocencia del Profeta de Nazaret…
Luego
exclama: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.
El
último diálogo de Jesús antes de morir lo hace con un malhechor.
Acuérdate de mí -hoy en día- es el
grito de una multitud de pobres:
explotados,
dominados, excluidos, despreciados, humillados…
En
otras palabras, estos pobres son los Cristos crucificados,
como
dijo -en 1559- Bartolomé de Las Casas, defensor de los indios:
Dejo
en las Indias a Jesucristo, nuestro Dios,
azotado… afligido…
abofeteado… crucificado… no una, sino millares de veces.
-¿Los neo-colonizadores que matan a los pobres oirán esta denuncia?
-¿Hasta cuándo estos neo-colonizadores
seguirán enriqueciéndose,
dejando
a su paso la muerte: de seres
humanos, y de la madre tierra?
-¿Qué nos impide que los pobres ocupen en nuestro corazón el lugar
que tienen en el corazón de Dios? (Francisco,
homilía: 17 nov 2019).
Al
respecto, tengamos presente el siguiente testimonio de san Pablo:
Solo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres,
cosa que siempre hemos tratado de
cumplir
(Gal 2,10).
Hasta el último instante de su vida, el
Buen Pastor sigue salvando,
y
dice al malhechor: Te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso.
Este
“hoy
salvífico” atraviesa el texto de san Lucas:
*El ángel del Señor anuncia a los
pastores esta Buena Noticia:
Hoy, en Belén, ha nacido para ustedes el Salvador (Lc 2,10s).
No
olvidemos que en aquella época los pastores eran despreciados.
*En la sinagoga de Nazaret, Jesús lee el
siguiente texto de Isaías:
El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque Él me ha ungido para
anunciar la Buena Noticia a los pobres y
liberar a los oprimidos.
A
continuación dice: Hoy, se cumplen estas
profecías (Lc 4,16-21).
*Después de sanar a un paralítico, la
gente alaba a Dios y exclama:
Hoy, hemos visto cosas increíbles (Lc 5,26).
*Cuando le dicen que Herodes intenta
matarle, Jesús contesta:
Díganle a ese zorro: Hoy y mañana sigo sanando (Lc 13,31-33).
Y
nosotros, ¿somos capaces de denunciar a las autoridades creyentes,
que descuidan la justicia… la
misericordia… la fe…?
(Mt 23,23s).
*Después que Zaqueo da sus riquezas a
los pobres, Jesús le anuncia:
Hoy, ha llegado la salvación a esta casa (Lc
19,8s).
J. Castillo A.
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