24º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Ex 32,7-14 - 1Tim
1,12-17 - Lc 15,1-32
San Ambrosio (340-397) sobre las tres
parábolas dice lo siguiente:
¿Quiénes son estos tres: el pastor, la
mujer, el padre?
¿No
serán, por ventura, Cristo, la Iglesia y Dios Padre? (…).
*Cristo te lleva sobre los hombros como hace un
pastor.
*La
Iglesia viene a buscarte como una
madre
*Dios te acoge y te reviste como hace un padre.
(Cf. Lucas, VII 208).
Hay
más alegría en el cielo por un pecador que se convierte
Mientras Jesús va a Jerusalén, dos grupos
opuestos se le acercan:
*Los publicanos y pecadores, personas
indeseables y despreciadas.
A
todos ellos, Jesús los acoge, les enseña y come con ellos… porque
los
pobres indefensos y los insignificantes son los privilegiados de Él.
*También
se acercan los fariseos y escribas,
pero para murmurar.
Éstos
y los sacerdotes del templo que se creen justos, no comprenden
que
Dios es un Padre bueno, compasivo y misericordioso con todos.
Es
en este contexto que Jesús narra tres parábolas.
*Empieza hablando de un pastor que ha perdido una oveja,
y
de inmediato sale a buscarla, abandonando a las noventa y nueve.
Cuando
la encuentra, la carga sobre sus hombros con mucho cariño.
Al
volver, invita a sus amigos y vecinos para compartir su alegría.
*Luego,
dice que una mujer tiene diez monedas y
pierde una.
Al
encontrarla, llama a sus amigas y vecinas para decirles:
Alégrense conmigo, porque encontré la
moneda perdida.
En
ambos casos, el Profeta de la misericordia concluye diciendo:
Hay
más alegría en el cielo por un pecador que se convierte.
Recordemos
también lo que dice Jesús en la casa de Leví (Mateo):
No necesitan médico los sanos, sino los
enfermos. No vine a llamar
a
los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan (Lc 5,31).
*El siguiente texto es una buena
introducción para la tercera parábola:
¿Puede una madre olvidar o dejar de amar al
hijo de sus entrañas?,
pues aunque ella se olvide, yo tu Dios
jamás te olvidaré
(Is 49,15).
Jesús
quiere que todos vivamos como hermanos
Hace falta que los cristianos
practiquemos las enseñanzas de Jesús,
abriendo
los brazos para acoger a las personas que viven extraviadas.
Por
diversas causas, ya sean personales, familiares o sociales,
muchos
jóvenes andan sin rumbo, son como ovejas sin pastor.
Se asemejan al hijo menor que abandona la
“casa de su padre”,
para
vivir después -miserablemente- en la “casa de un patrón”,
donde
los cerdos son mejor alimentados, no así los trabajadores.
Sin
embargo, este hijo decide levantarse y volver a la casa del padre.
Cuando
todavía está lejos, sucede algo increíble y conmovedor.
Su
padre lo ve, se le remueven las entrañas, corre a su encuentro,
le
abraza y besa. Luego -este padre compasivo- dice a sus servidores:
*Traigan
la mejor ropa y vístanle: Con el mejor vestido el hijo menor
recupera
su dignidad y, algo importante, se reviste de una vida nueva:
Estaba
muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado.
*Colóquenle
un anillo en el dedo: El anillo es símbolo de autoridad.
Recordemos
a José, el hijo menor, que fue vendido por sus hermanos.
Ya
en Egipto, el faraón le dice: Te pongo al
frente de todo el país…
Luego,
se quitó el anillo y se lo pone a José
(Gen 41,40ss).
*Pónganle
sandalias en los pies: Liberado del hambre y esclavitud,
en
adelante vivirá con dignidad… como hijo… como hermano…
*Celebremos
un banquete: Invita a los pobres,
mancos, cojos, ciegos.
Hoy,
al celebrar la Cena del Señor,
¿seguimos el ejemplo de Jesús?
Entre tanto, el hijo mayor estando cerca, vive alejado de su padre.
Al
enterarse que la fiesta era para celebrar la vuelta de su hermano,
el
hijo mayor lleno de ira no quiere entrar
en la “casa de su padre”.
Al
respecto, recordemos a Caín quien también es hermano mayor,
al
observar que Dios mira con cariño la ofrenda de Abel y no la de él,
se
irrita y lleva a su hermano al campo donde lo asesina (Gen 4,3ss).
Cuando
el padre sale y ruega al hijo mayor a entrar en la casa, éste:
*Humilla
a su padre: Tantos años llevo sirviéndote
sin desobedecerte,
y nunca me has dado un cabrito para
comérmelo con mis amigos.
*Niega
y difama a su hermano: Pero
cuando llega ese hijo tuyo,
que ha malgastado tu dinero con
prostitutas, matas el ternero gordo.
*El padre, en cambio, le trata con
cariño y misericordia, y le dice:
Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo
lo mío es tuyo.
En
sept 1978, Juan Pablo I dijo: Dios es Padre, más aún, es madre.
No quiere nuestro mal, solo quiere
hacernos bien a todos.
J. Castillo A.
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