14º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Is 66,10-14 - Gal
6,14-18 - Lc 10,1-12.17-20
Al iniciar su viaje a Jerusalén, Jesús
entra en la región de Samaría.
Allí,
designa a setenta y dos discípulos, y los envía de dos en dos,
delante de Él, a todos los pueblos y
lugares a donde tenía que ir.
Probablemente,
la mayoría de estos discípulos son samaritanos,
que
van a anunciar la Buena Noticia del Reino a sus propios paisanos.
De
esta manera, el Evangelio llega a los
despreciados y excluidos.
Salgan
a los caminos de los pueblos y de las ciudades
En nuestros días, hace falta que los
seguidores de Jesús
nos
desinstalemos, dejando nuestras seguridades y comodidades,
para
salir al encuentro de las personas
privadas de sus derechos,
y
abandonadas en el camino: con hambre, enfermas, sin ropas…
Al
respecto, recordemos las acciones del samaritano (Lc 10,25ss).
Si
así lo hacemos, el anuncio del Reinado de Dios y su justicia,
va
a despertar la ira de los lobos
disfrazados con piel de ovejas.
Sin
embargo, jamás debemos responder con violencia,
pues,
siguiendo las enseñanzas y el ejemplo de Jesús, debemos:
*Rogar
al Dueño de los campos que mande
trabajadores,
porque la cosecha es abundante y los
obreros son pocos.
*Levantar la vista y ver que los campos están listos para la siega.
El segador recibe su paga, y junta
frutos para la Vida eterna,
además el sembrador participa en la
alegría del segador
(Jn 4,35ss).
*Ser simples servidores como Jesús
quien, guiado por el Espíritu,
pasó por este mundo haciendo el bien y
sanando a los enfermos (…).
Nosotros somos testigos de todo lo que
hizo
(Hch 10,36ss).
Los
cristianos jamás debemos quedarnos cómodamente instalados:
En el Evangelio aprendemos la sublime
lección
de ser
pobres siguiendo a Jesús pobre (Lc 6,20;
9,58),
y la de anunciar el Evangelio de la paz sin bolsa ni alforja,
sin
poner nuestra
confianza en el dinero
ni en el poder de este mundo (Lc 10,4ss). (DA, 2007,
n.30).
Al
entrar en una casa digan: Paz a esta casa
El mensaje de la
Paz,
está presente en la vida de Jesús, desde:
su nacimiento, cuando los
ángeles dicen: Paz en la tierra (Lc
2,14);
hasta su resurrección, cuando anuncia
a sus seguidores:
La paz esté con ustedes (Lc
24,36ss).
Los
discípulos no deben detenerse en el camino, pero sí en una casa.
*Así lo hace Jesús… mientras va de
camino, entra en un pueblo,
y una mujer llamada María, lo recibe en su casa (Lc 10,38ss).
*Recordemos que la venida del Espíritu
Santo tiene lugar en una casa,
donde están reunidos los discípulos de
Jesús,
con algunas mujeres, la madre de Jesús y
sus parientes
(Hch 1,14).
*Cuando el apóstol Pablo pide que
saluden a Prisca y Áquila, añade:
saluden
a la comunidad que se reúne en su casa (Rom 16,5).
Hoy,
si deseamos una sociedad donde reine la paz y la justicia,
hagamos
todo lo posible para que en la casa
(hogar, familia),
hayan
hijos de paz, personas abiertas a la
novedad del Evangelio.
Para
ello, el discípulo-misionero debe permanecer en la misma casa,
pues
la evangelización de la familia necesita tiempo y dedicación.
Alégrense
porque sus nombres ya están escritos en el cielo
Sobre esta alegría que Jesús anuncia a
los setenta y dos discípulos,
sigamos
reflexionando en los siguientes textos:
*No tengan miedo, les vengo a comunicar una
Buena Noticia,
una
gran alegría para todo el pueblo:
Hoy ha nacido para ustedes el Salvador,
Cristo Jesús
(Lc 2,10s).
*Felices ustedes, cuando la gente les insulten
y les persigan,
y cuando por mi causa les calumnien con
toda clase de mentiras.
Alégrense
y estén contentos, porque será
grande la recompensa
que recibirán en el cielo (Mt 5,11s).
*Les he dicho todo esto para que mi alegría esté en ustedes,
y ustedes sean plenamente felices (Jn 15,11).
*Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense!
Que todos les conozcan como personas
bondadosas
(Flp 4,4s)
*La
Alegría del Evangelio llena el
corazón y la vida entera
de los que se encuentran con Jesús.
Quienes se dejan salvar por Él son
liberados del pecado,
de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo
siempre nace y renace la alegría (EG,
2013, n.1).
J. Castillo A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog