Jesucristo Rey del Universo, ciclo B
Dn 7,13-14 - Ap
1,5-8 -
Jn 18,33-37
La fiesta de Jesucristo Rey fue
instituida por Pío XI, en 1925,
cuando
la Iglesia perdía prestigio y poder, en
una sociedad laicista.
Al
respecto, el papa Pío XI en su encíclica “Quas
primas” dice:
el laicismo es una peste
por sus errores y abominables intentos.
Siendo
expresiones dichas en el contexto de aquella época,
reflexionemos
-hoy- en el texto de Marcos
sumamente desconcertante,
pues
el opresor romano y el oprimido Jesús
están frente a frente.
Mi
Reino no es de este mundo
A Jesús de Nazaret, por anunciar el
Reino de Dios y su justicia,
los
escrupulosos observantes de la religión no solo le persiguen,
también
le acusan de ser malhechor y piden su muerte (Jn 18,29ss).
Pilato
es el único que puede aplicar la pena de muerte.
Por
eso, al juzgar a Jesús, le pregunta: ¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús
-que conoce las injusticias que
cometen los romanos,
los
terratenientes, cobradores de impuestos y autoridades en general-
responde
a Pilato: Mi reino no es de este mundo.
No
debemos hacer mal uso de esta afirmación de Jesús,
para
refugiarnos en un falso espiritualismo desencarnado,
sin
comprometernos en los asuntos sociales, políticos y económicos.
Mientras
hay personas y autoridades corruptas…
los cristianos:
*¿Decimos
sí, cuando es sí, y no, cuando es no? (Mt 5,37).
*¿Oímos la Palabra de Jesús y damos fruto abundante? (Mc 4,20).
*¿Seguimos las enseñanzas de Jesús que
nos sigue diciendo:
El más importante entre ustedes se
portará como si fuera el último,
y el que manda (quien tiene
autoridad) como el que sirve…
Yo
estoy en medio de ustedes como quien sirve? (Lc 22,25ss).
*Actualmente, ¿practicamos el
mandamiento nuevo de Jesús:
amarnos unos a otros
como Él nos ama a nosotros? (Jn 13,34s).
*¿Vivimos unidos y compartimos nuestros bienes,
para
que nos haya ningún necesitado? (Hch 2, 44ss y 4,32ss).
Vine
al mundo para ser testigo de la verdad
En el templo de Jerusalén, Pilato asesina
a unos galileos,
mezclando
su sangre con la de los sacrificios que se ofrecen (Lc 13,1),
con
esas manos manchadas de sangre, más tarde, juzgará a Jesús.
Durante
el proceso, Pilato pregunta a Jesús: Entonces, ¿tú eres rey?
Jesús
le responde: Tú lo has dicho: soy rey. Para esto he nacido,
para
esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad.
Mientras
Pilato -como otras autoridades corruptas- no dice la verdad,
Jesús
sí anuncia la verdad y da testimonio (mártir) de la verdad.
*Enseñando en el templo de Jerusalén,
Jesús dice a los judíos:
Si
se mantienen fieles a mi palabra, serán realmente discípulos míos,
conocerán
la verdad y la verdad les hará libres. Sin embargo,
después
de una larga discusión y al no aceptar sus enseñanzas,
los
judíos cogen piedras para arrojárselas (Jn 8,31-59).
*Cuando el discípulo Tomás le dice a
Jesús: No sabemos a dónde vas,
¿cómo
podemos conocer el camino?; Jesús le responde:
Yo
soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,5s). Seguimos a Jesús,
porque
solo Él es el camino que nos conduce hacia Dios,
la
verdad que nos hace libres, la vida que nos colma de alegría.
En nuestra sociedad, hay oficinas de
autoridades, fiscales, jueces,
donde
se “usan” la Cruz y la Biblia para mentir, robar, condenar…
Hay
también devotos que adornan la imagen de Jesús crucificado
con
una corona de oro, ajena a la corona de espinas que le pusieron…
Y
no faltan creyentes que se creen propietarios de la verdad,
imponen
su doctrina y condenan a quienes piensan de otra manera…
Al
orar no hagamos como los hipócritas que roban (Mc 12,40).
Seamos
testigos de la
verdad y
digamos confiadamente, Padre nuestro:
-venga
a nosotros tu Reino de gracia, donde hay egoísmo.
-venga
a nosotros tu Reino de santidad, donde hay hipocresía.
-venga
a nosotros tu Reino de amor, donde hay odio.
-venga
a nosotros tu Reino de vida, donde hay muerte.
-venga
a nosotros tu Reino de compasión, donde hay avaricia.
-venga
a nosotros tu Reino de misericordia, donde hay miseria.
-venga
a nosotros tu Reino de verdad, donde hay mentira.
-venga
a nosotros tu Reino de libertad, donde hay opresión.
-venga
a nosotros tu Reino de justicia,
donde hay corrupción.
-venga a
nosotros tu Reino de paz, donde hay violencia.
J. Castillo A.
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