24º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo B
Is 50,5-10 - Stgo
2,14-18 - Mc 8,27-35
Al oír las enseñanzas de Jesús y ver sus
obras, la gente dice:
¿Qué
es esto? Una enseñanza
nueva, con autoridad
(Mc 1,27).
Cuando
Jesús calma la tempestad, sus discípulos exclaman:
¿Quién
es éste, que hasta el
viento y el mar le obedecen? (Mc 4,41).
En
el Evangelio de hoy, el mismo Jesús pregunta a sus discípulos:
¿Quién
dice la gente que soy?... Para ustedes, ¿quién soy yo?...
Para
responder, caminemos… siguiendo los
pasos de Jesús.
¿Quién
dice la gente que soy yo?
Jesús ha terminado su misión en la región
marginada de Galilea.
Luego,
Él y sus discípulos van a los pueblos de Cesarea de Filipo,
y
mientras caminan les pregunta: ¿Quién
dice la gente que soy yo?
Recordemos
que Jesús, -Profeta Itinerante, caminante, ambulante-
ha sembrado, en diversos
campos, la Palabra de Dios (Mc 4,1-21).
Lo
mismo han hecho sus discípulos, fueron enviados de dos en dos
para
predicar la conversión y sanar a los enfermos (Mc 6,1ss).
Y,
antes de ir a Jerusalén donde morirá crucificado
y resucitará,
quiere
saber qué dice la gente sobre Él,
sobre sus enseñanzas y obras.
-Para
algunos se trata de Juan Bautista,
el profeta del desierto,
quien
después murió degollado por orden de Herodes.
-Para
otros es Elías, el profeta defensor
de la única y oficial religión,
contra
las desviaciones constantes de su pueblo hacia dioses paganos.
Es
interesante que todos ellos relacionan a Jesús con los profetas,
sin
hacer mención a un “Mesías” político, poderoso, dominador…
Siguiendo
aquella tradición profética, hoy, hacen falta cristianos:
-que
cumplan su misión con fe profunda,
como simples servidores,
-que
no retrocedan ante los problemas,
dando su vida si es necesario.
Es
decir, seguidores de Jesús y personas de buena voluntad que:
-renuncian a todas las cosas superfluas,
viviendo con sencillez…
-denuncian el sistema corrupto
generalizado que nos esclaviza…
-anuncian, por pueblos y ciudades, el
mensaje y las obras de Jesús.
Para
ustedes, ¿quién soy yo?
A esta pregunta de Jesús, Pedro responde:
Tú eres el Mesías,
es
decir: Tú eres el Cristo… Tú eres el Ungido
de Dios.
Es
una profesión de fe, pero todavía inicial… frágil… incipiente…
En
aquella época, nadie esperaba a un Mesías
servidor y sufriente,
que
iba a promover la justicia en toda la tierra (Is 42,1-9).
Por
eso, Jesús prohíbe a sus discípulos decir que Él es el Mesías.
Y
les anuncia que sufrirá, será condenado, morirá y resucitará.
Al
oír estas palabras, Pedro reacciona, lo lleva aparte y le reprende.
Fue
entonces cuando Jesús le dice: Ponte detrás de mí, Satanás.
Tú piensas como los hombres, no como
Dios.
Recordemos
que Jesús, fue tentado de recibir las riquezas del mundo,
si
se arrodilla y adora a Satanás. Su respuesta fue decisiva y
radical:
¡Vete,
Satanás! La Escritura dice: Adora al Señor tu Dios (Mt 4,8ss).
Muchos
de nosotros al buscar seguridad y bienestar en el dinero,
optamos
no por los caminos de Dios sino
por los nuestros (Is 55,8).
Quien
pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará
Después, Jesús llama a la gente y a sus
discípulos para decirles:
Si alguien quiere seguirme, olvídese de sí mismo,
cargue con su cruz y sígame.
Porque el que quiere salvar su vida, la perderá;
pero quien pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
Se
trata de seguir el ejemplo de Jesús que murió por nosotros:
El Hijo del hombre no vino para que le
sirvan, sino para servir
y
dar su vida en rescate por
la multitud
(Mc 10,45).
Sin
embargo, ¿por qué Jesús es ejecutado como un delincuente?...
porque
con sus enseñanzas y obras, descubre
la hipocresía:
de
los sacerdotes del templo, de los maestros de la ley, de los fariseos.
Todos
ellos: -no soportan que Jesús acoge y come con pecadores
y
cobradores de impuestos para el imperio romano (Lc 15,1); y
-para
conservar poder, riqueza, privilegio, prestigio, ostentación…
prefieren
matar en vez de convertirse (cambiar su manera de vivir).
Es
esto lo que sucede, en nuestros días, por parte de algunos
cardenales,
obispos, clérigos… que no soportan
al Papa Francisco.
Al
respecto, Jesús nos dice: Felices
ustedes, cuando por mi causa,
la gente les insulten, maltraten y
ataquen con toda clase de mentiras.
Alégrense, porque van a recibir un gran premio (Mt
5,11s).
J. Castillo A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog