Comentario al texto evangélico: Jn 6,1-15
Durante cinco domingos vamos a seguir la lectura del capítulo 6 del Evangelio de san Juan que se ocupa del milagro de la multiplicación y el discurso del pan de vida.

La respuesta de Jesús a la necesidad
A la pregunta de Jesús responde Felipe echando cuentas: “Doscientos denarios de pan no bastan”, la situación no tiene salida, no hay fondos económicos suficientes. Andrés, más práctico, deja a un lado los cálculos y se va a la realidad posible, aunque sin mucha esperanza: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces”.
Hasta ahora sólo tenemos un problema: hambre de la muchedumbre; y unas especulaciones: unos cálculos, unas esperanzas muy pobres… Oscuridad. ¿Quién quitará la piedra del sepulcro para que entre la luz?.

Unas enseñanzas para tiempos de crisis
1) Estar abiertos a las necesidades de los hombres. Algo recomendable especialmente a los clérigos, a los de toda la vida, y a los nuevos clérigos de la predicación mediática: contertulios y demás predicadores del espectáculo televisivo, amantes de la solidaridad indolora, muy dados, como Felipe y Andrés, a la información y la especulación, pero cobardes para la acción. Una cosa es predicar y otra repartir trigo. Cuando a la prédica no acompaña el testimonio mejor es callar. Jesús, “se da cuenta”, ve la realidad que tiene ante sí, y yendo más allá del discurso, pone remedio a los males. No pocas veces, dice el concilio Vaticano II, el ateísmo es consecuencia del antitestimonio de los que nos llamamos cristianos. Cerrar los ojos al mal y el sufrimiento de los hombres nos hace ateos y hace ateos. No es, pues, tiempo de quejarse de la increencia del mundo sino de ponerle remedio con una evangelización que tenga como palanca la misericordia.
2) La crisis económica que estamos viviendo (mejor sufriendo) es, al decir de muchos, una crisis espiritual, y como tal tiene sus raíces en la falta de fe, que no es virtud exclusivamente religiosa, sino también humana: confianza mutua, fe en las posibilidades del hombre para salir juntos de situaciones difíciles, etc. Nadie duda de que, amén de lo económico, también lo espiritual se resiente en nuestra sociedad: corrupción económica, narcisismo de las personas y de los pueblos (nacionalismos excluyentes), idolatría del dinero, solidaridad indolora que no está dispuesta a la compasión (en su sentido de "compadecer" o "sufrir con", etc. “No podéis servir a Dios y al dinero”, “no sólo de pan vive el hombre”. La respuesta al hambre del prójimo nno se puede limitar a dar lo que me sobra y no me quita nada; la “caridad” en su sentido fundamental es amor de entrega en gratuidad total, y sin límites. Sin esto, no hay salida, por muchos recortes que apliquemos a la economía personal o nacional. Recortar no es amar, amar es dar, poner al servicio del prójimo lo mucho o poco que tengo. Recortando este principio no se llega a nada. ¡Ay si aquel muchacho se hubiera negado a poner sus panes y sus peces!

4) No hacer las cosas para ganar medallas, ni dejarse embaucar por las glorias fáciles. El pueblo, que no es tonto, vio el negocio de tener por gobernante a uno que da pan y circo y “quisieron proclamarlo rey”. ¡Menuda bicoca! Con éste ya lo tenemos todo arreglado; cada vez que tengamos hambre nos socorrerá con el espectáculo de un milagro. ¡Ya pueden ir cerrando las panaderías del país! Pero Jesús “se retiró”, rechazó la tentación del poder; podría haber aprovechado su gesto para hacer campaña electoral y subir en consideración pública, pero no lo hizo. Tal vez nos dice con ello que el auténtico rey debería ser el muchacho que puso los panes y peces sobre la mesa. El Reino de Dios está allí donde se comparte la vida.

Como conclusión unas preguntas: ¿Qué buscas en Jesús? ¿Qué esperas de la religión? ¿Para qué acudes cada domingo a misa? Seguramente necesitas, como aquella multitud, “escuchar” a Jesús; o tal vez has visto los signos que hace Jesús con los enfermos; has visto como algunos han sido curados de sus enfermedades o sus desesperanzas, y te han dicho que sanaron por mediación divina. Esto es interesante. Todos buscamos algo en nuestras relaciones. Pero ¿vienes sólo a recibir? Pobre de ti. ¿No has descubierto aún que, como dice la oración franciscana, “es dando como se recibe”? Aquella multitud recibió pan un día. Al día siguiente hubieron de buscarse el sustento. Jesús no les dejó instalarse en “la cultura de la subvención”; les enseñó que el futuro de los hombres y de los pueblos pasa por la justicia y la caridad, por poner en común unos bienes que son de todos. “¡Dadles vosotros de comer! Los grandes cambios, las grandes revoluciones, empiezan en el corazón del hombre. Mientras tu despensa esté llena, ¿será digno pedir pan a Dios? Sin embargo, cuando obedezcas la Palabra del Señor que te dice: Dale tus panes a la gente para que coma, "comerán y sobrará".
Casto Acedo. Julio 2015. paduamerida@gmail.com.
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